Mujer.
De unos veintidós años.
Casimiro
Balcells se acuclilla y examina el cadáver.
Lleva
toda la ropa encima. Ninguna prenda está rota. Ni forzada.
Ha
sido decapitada. La cabeza se encuentra a unos treinta centímetros del resto
del cuerpo. Presenta, también, una profunda herida en la frente. Los dedos de
las manos están cortados, así como dos dedos del pie derecho. El zapato y el
calcetín están al lado del cuerpo.
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