viernes, 15 de marzo de 2013

12.- El hospital


El detective Casimiro Balcells, aquella madrugada, no llegó a su casa.

El detective Casimiro Balcells, aquella madrugada, se desmayó en el asiento de atrás de un Skoda Octavia y al taxista no le quedó más remedio que llevarlo al hospital.

Le pasó la factura a la comisaría. 45 euros de carrera.

Casimiro Balcells vuelve en sí.

Lo primero que ve, cuando abre los ojos, es un foco de luz blanca.

Dice: ¿dónde coño estoy?

Mira a su alrededor. No cabe duda. Es la habitación de un hospital. Está tumbado en una cama. Tiene una vía en el dorso de la mano.

Intenta levantarse. Pero entonces entra un médico.

Le dice: ¿cómo me escuentra?

Casimiro Balcells responde: de puta madre. ¿Dónde están mis pantalones?

El médico le coge de la muñeca y le mide el pulso. Dice: lleva usted doce horas en el hospital. Le hemos estado haciendo pruebas.

Casimiro Balcells se incorpora sobre la cama. Dice:

¿Pruebas? Yo también necesito pruebas. Tengo que investigar un asesinato. ¿Dónde están mis pantalones?

Me temo que no va a poder abandonar el hospital. Al menos no todavía.

¿Por qué?

Tiene usted cáncer.

¿De qué?

Esta misma tarde le bajaremos al quirófano.

A Casimiro Balcells, de repente, le da igual de qué sea su cáncer. El médico dice:

Le operaremos a las cinco. Tiene tiempo para llamar a sus familiares. 

No tengo familiares.


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